domingo, 27 de noviembre de 2011

Miguel Ángel Salazar: LO QUE LOS EMPRESARIOS LLAMAN FLEXIBILIZAR EL MERCADO LABORAL ES UNA GOLFADA HACIA LOS TRABAJADORES

Desde siempre los empresarios han hablado de flexibilizar el mercado laboral, de dar facilidad a las empresas para acomodar sus plantillas a su producción real, que si hoy se necesitan menos trabajadores que ayer porque la producción es inferior que puedan adaptar sus plantillas para no poner en riesgo la viablidad de la empresa de todos los puestos de trabajo.


Esto que sobre el papel parece tener cierta lógica esconde una voluntad diferente que consiste en poder despedir despiadadamente de forma gratuita o muy barata siendo la realidad de la empresa un mero pretexto y, en la mayoría de las ocasiones, una falsedad. A los empresarios les gusta eso de pagar 1000 € cuando las cosas van bien y de pedirles al que menos tiene cuando las cosas van mal, eso sí, el empresario pierde su empresa pero no su patrimonio y el trabajador lo pierde absolutamente todo. Y al que se queda sin nada es al que menos se le da cuando hay y al que más se le pide cuando falta.



En España ya está regulada la posibilidad de ajustar las plantillas a la realidad de las empresas, así una empresa que disminuye su actividad, el empresario puede extinguir el contrato a los trabajadores menos antiguos con contratos de fin de obra y servicio (que son la mayoría) con una indemnización de solo 8 días de salarios por año trabajado. Si lo que necesita el empresario es cambiar las condiciones de trabajo pactadas en contrato, por ejemplo reduciendo jornada o modificando los turno, ya existe la famosa "modificación sustancial de las condiciones de trabajo" donde si el trabajador no acepta lo que el empresario, previa acreditación, necesita, el contrato se puede extinguir con una indemnización de solo 20 días de salario por año trabajado (hasta un máximo de 12 mensualidades). En ninguno de los dos casos el coste de la extinción del contrato es demasiado gravoso. Un ejemplo: a un trabajador de Telemarketing con una antigüedad de 7 años en una empresa se le dice que tiene que cambiar el turno por razones productivas que el empresario acredita, el trabajador no acepta la propuesta del empresario por lo que se le extingue su contrato con una indemnización de 20 días/año trabajado (140 días de salario en total), es decir, por 5200 € aproximadamente tras 7 años de trabajo, unos 5 meses de subsistencia.


Pero no es a eso a lo que se refieren los empresarios cuando hablan de flexibilidad, a lo que se refieren los empresarios es a que los despidos improcedentes que tienen una indemnización de 45 ó 33 días de salario por año trabajado se reduzcan. La cuestión es que los despidos improcedentes, por no proceder, no atienden a causas objetivas, a necesidades que contribuyan a un mejor funcionamiento de la empresa, sino a razones arbitrarias que van encaminadas a que los trabajadores sientan que se les puede despedir sin un coste sustancial para el empresario sin que medie motivos de peso y así conseguir que los trabajadores renuncien a sus derechos, es decir, quieren abaratar el despido improcedente, el que no tiene justificación, para quebrar la resistencia social de las plantillas.

Un ejemplo podría ser el del trabajador de Telemarketing al que hacía referencia anteriormente. Imaginemos que el empresario le niega el disfrute de sus vacaciones, el trabajador lo denuncia y le gana el pleito. El empresario represalia al trabajador que lo único que ha hecho ha sido defender sus derechos con la misma legitimidad que el empresario defiende su negocio y exige obligaciones al obrero, procediendo a realizar un despido improcedente y reconociendo si rubor, así suele ser, la improcedencia del mismo en la carta de despido, indemnizando al trabajador si son con 45 días por año trabajado con 11865 €, si es con 33 días por año con 8700 €. En eso consisten los despidos improcedentes, en despedir sin causa justa. Y a la reducción del coste de ese despido es a los que los empresarios llaman flexibilizar el mercado laboral.

El despido improcedente, por no proceder, debería de ser nulo, no poder ejecutarse y, de hacerse, no abaratarlo, sino aumentar su coste, para que los trabajadores tengan una protección que les permita defenderse de inmisericordes empresarios ante sus abusos de poder, en el creencia que son dueños del trabajo del obrero y también del propio obrero considerándolo un mero instrumento de usar y tirar. Una golfada.


Miguel Ángel Salazar Temprado
CCOO Digitex La Carolina